sábado, 6 de agosto de 2011

El Primero

Quizá no sea muy correcto, y es posible que me recriminen por contarlo, pero tengo que escribirlo, al fin y al cabo fue un momento importante en mi vida, y estoy seguro que en la todos nosotros, algo que sólo pasa una vez en la vida, y que cuando llega acaba con años de angustia y preocupación, y que marca el inicio de una nueva etapa en tu vida, otro ciclo de angustia y preocupaciones.

Se trata del nacimiento del primer pelo, del primer pelo en los cojones.

No recuerdo exactamente la edad, pero en la época que ocurrió iba habitualmente a la piscina, llevaba tiempo preocupado por las historias que escuchaba en el colegio, comentarios furtivos acerca de la aparición de pelos en las bolas de algunos de mis compañeros, esa era la denominación que dábamos a los cojones en la época, yo por más que escudriñaba no me veía nada, y estaba muy preocupado, yo también quiero tener pelos en las bolas.

De alguna manera parecía que ese primer pelo marcaba una extraña frontera, los que decían tenerlo ya daban una sensación de seguridad especial, las chicas del colegio de enfrente se acercaban más a ellos, o eso me parecía a mí. En cualquier caso estaba convencido que sin pelo en las bolas, ni chicas, ni amigos, ni nada, tenía que salirme un pelo en los cojones como fuese o mí vida se arruinaría para siempre.

Además los curas del colegio nos advertían continuamente contra el onanismo, ¿ que coño era el onanismo?, estos curas nunca hablaban claro; Que si esta mal tocarse ( ¿ Tocarse el qué? ), que si íbamos a ir al infierno, en fin tantos peligros nos acechaban si nos dedicábamos al onanismo ese que se me ponían los pelos de punta (no los de los huevos, desde luego ), tenían tanta seguridad en como lo decían que estaba seguro que ellos no dejaban de practicarlo, y como eran unos egoístas nos asustaban con historias para que no lo hiciésemos, como si Dios hubiese dispuesto que la humanidad se podía hacer un número limitado de pajas ( luego explicaré como descubrí lo del onanismo ), y no querían que se las gastásemos nosotros.

¿ Y como descubrí que era lo del onanismo?, Pues acudiendo a la Biblia de la sexualidad de esa época, la que me enseñó todo aquello que debía saber y nadie me contaba, y a la que doy todo mi reconocimiento. El “LIB”.

Ya sabía lo que era el onanismo, el LIB me lo había enseñado, pero yo no lo practicaba, y según el LIB era magnífico, el único placer a mi alcance, ya que las mujeres que salían me parecían extraterrestres , y llegue a una terrible conclusión, sin pelo en las bolas no había onanismo que valiese. O me salía pronto un pelo en los huevos o me iba a volver loco.

Antes he dicho que en esa época iba a la piscina, entrenaba todos los días, y todos los días me miraba los huevos en el vestuario como si fuese a predecir el futuro, hasta una lupa con la que miraban la colección de sellos en mi casa llegue a llevarme, que por cierto se me olvidó un día en el vestuario. No sé que conclusión sacaría el que se la encontró, pero seguro que no la correcta.

Y de pronto, un día sentado en la taza del water lo vi, allí estaba él, en el espacio interhueval, de la alegría que me dio pegue tal bote que se rompió una de las bisagras de la tapa del water, pero una vez superado el impacto inicial, surgió el científico que hay en mí e inicié un análisis detallado, lo primero que me sorprendió fue la textura, fosco, nada que ver con los de la cabeza, di un pequeño respingo, cuando eso se llenase de pelos iba a parecer que en lugar de bolas iba a tener un “Nanas” ( estropajo de aluminio), pero la alegría me hizo olvidar rápidamente ese posible inconveniente, y me abandoné a imaginar todo lo a partir ese día se abría ante mi: las chicas de colegio de enfrente, la seguridad de Chuck Norris y el onanismo, sobre todo el onanismo.

Y efectivamente ese primer pelo me proporcionó todas esas cosas, y si los curas tenían razón, y no es que sean unos egoístas como aún creo, tengo un espacio en el infierno del tamaño del Bernabeu.

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